jueves, 26 de noviembre de 2009

Carta a los Reyes Magos, de Lisa nuestra podenca


Señores Reyes Magos:


Mi nombre es Lisa, tengo dos años y medio, y vivo en un albergue en Motilla del Palancar. Hoy he oído que había unos señores que en Navidad les traen regalos a los niños y se me ha ocurrido esta idea, pienso que si son tan buenos les daría igual que yo no fuera una niña, porque yo soy una perrita.


Mis compañeros de albergue me han dicho que, puesto que yo llevo más tiempo aquí, debo ser yo la que escriba esta carta. Así que allá voy:


Podría decirles que hemos sido buenos, verdaderamente lo hemos sido, no hemos llegado aquí por ser malos, estamos aquí porque alguien se ha olvidado de que tenemos sentimientos, de que sufrimos, de que amamos.


Ahora mismo somos 23 compañeros, entre nosotros también tenemos niños como ustedes los humanos, les llamamos cachorros. Ellos son los que mas les necesitan, ahora viene el frío y necesitan conocer el calor. Alguien que juegue con ellos, alguien que les acaricie, como hicieron conmigo cuando yo también era cachorro, alguien que después no les abandone, porque hayan crecido mucho y que les susurre al oído que no tienen nada que temer en este mundo tan cruel que a veces nos rodea. Para ellos pido un hogar.


Gracias a Dios, hemos caído en manos de unas personas que nos cuidan, pero también nos preocupamos por ellos, porque somos muy listos y nos fijamos en sus miradas y sabemos cuando están contentos y cuando no.


Hay un señor de verde, que es el que se encarga de hacernos arreglos en nuestras casetas para que no nos entre ni el agua ni el aire.. Recuerdo un día que llovía mucho, y no paraban de sacar agua con palas y cubos, nos reñían porque querían que nos cobijásemos en nuestras casetas, pero nosotros nos aproximábamos todo lo que podíamos a ellos, porque queríamos agradecerles que se estuvieran mojando por ayudarnos, aunque el agua ya nos llegaba mas arriba de las pezuñas. Ahora nos ponen camas, con mantas pero no tenemos suficiente para todos, así que hay veces que tenemos que compartirlas y es un poco incomodo


Cuando hace mucho calor, vienen varias veces al día a refrescarnos y mojan las paredes, son muy parecidos a nosotros ellos también juegan a mojarse, aunque si no tienen cuidado les pican las avispas.


También viene una chica, que siempre lleva bolitas de colores en los bolsillos, algunos de nosotros llegamos tan malitos que nos tienen que dar medicinas o vitaminas. A nosotros no nos gustan esas bolitas de colores, pero luego nos dan unas galletitas que están muy ricas.


No nos falta comida, siempre tenemos comida, pero a veces les oigo murmurar cuando se les acaba un saco, se que andan preocupados por si nos quedáramos sin nada que comer, pero yo tranquilizo a los demás compañeros y les digo que ellos nunca permitirían que eso pasara.


Ah!!! Tengo que decir que una vez al mes, nos abren unos botes de carne, que nos comemos hasta el plato. Hay un chico que cuando puede nos los trae y nuestros cuidadores se ponen muy contentos, pero nosotros mas….


Lo que no nos gusta mucho, es una casa con ruedas que tiene otra de nuestras cuidadoras, hay veces que esta al lado de nuestro albergue y no pasa nada, pero cuando tenemos que ir a su casa con ruedas, nos lleva a un señor que nos mira con cara rara y nos toca por todos lados, imagino que es bueno, porque aunque al principio nos hace daño, luego se nos pasa y volvemos a correr. Y los cuidadores nos abrazan mucho y nos dan besos cuando vamos a ese sitio.


Como nuestro albergue es muy pequeño, nos sacan a dar una vuelta por el campo, pero solo podemos salir de dos en dos, a mi me gusta salir con Job a pasear, pero también me gustaría salir con Kira, el problema es que solo tienen dos collares y dos correas, así que tenemos que pedir turno y nos ponemos muy nerviosos, pero ellos nunca se enfadan, nos miran con cara de tristeza y nos enseñan la correa para que veamos que solo hay dos. Así que también pido correas y collares, para que podamos salir muchos a pasear a la vez.


Hay veces que traen un aparatito y nos dicen que nos estemos quietos, pero no les hacemos caso, acercamos nuestro hocico para oler que es ese aparato del que sale una luz. Creo que es así como nos buscan una casa… ayyy una casa…. A mi me gustaría encontrar una casa también, pero me da mucha lastima dejar a nuestros cuidadores solos, cuando uno de nosotros se va, ese día hay mucho silencio en el albergue, sus caras están tristes aunque al día siguiente ya están contentos y ríen, nosotros ladramos también para que vean que estamos contentos.


El día que mas me gusta, es cuando tenemos visita, y viene mucha gente a vernos, nos acarician, hay caricias por todos lados y nuestro paseo dura mucho mas, así me da tiempo a verlo todo.


Lo peor es cuando lloran, cuando llegué al albergue vivía conmigo un perrito llamado Nisu, entonces solo éramos 4, creo que le pasaba algo, porque siempre se iba a la casa con ruedas, pero un día no volvió, ellos lloraban y yo apoyaba mi cabeza en sus brazos… no me gusta cuando pasa eso.


Para nuestros cuidadores pido esperanza, fuerza para pensar que un día las demás personas entenderán que tenemos sentimientos, que sufrimos… que amamos.




Un lametón de Lisa, una podenca que vive en un lugar que se llama “Ámalos”

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